Catedrático del Área de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial (IA) de la Universidade da Coruña (UDC) y académico correspondiente de la Real Academia de Medicina de Galicia (RAMG) desde 2021, Alejandro Pazos toma posesión el próximo martes como miembro de la Real Academia Nacional de Medicina ocupando una silla de nueva creación: la de Inteligencia Artificial, su especialidad.
Toma posesión el martes como miembro de la Real Academia Nacional de Medicina y la suya será una silla de nueva creación, la de Inteligencia Artificial. ¿Qué supone para usted?
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A mí me hace mucha ilusión porque es una institución de gran prestigio y de mucha trayectoria, que está demostrando que tiene muchos reflejos y mucho contacto con la realidad. En ocasiones mucho más de lo que pudieran tener otras instituciones. Estoy pensando en instituciones de formación o de docencia.
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La inteligencia artificial está en todas partes.
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En la Academia de Medicina se han dado cuenta de que la inteligencia artificial está aquí para participar de una forma muy activa en todo lo que tiene que ver con la mejora de la calidad asistencial, la sostenibilidad de los sistemas públicos de salud y en todo lo que tiene que ver con todas las etapas del proceso asistencial, desde la predicción, a la prevención, al diagnóstico, al tratamiento, al control y seguimiento, a todo el proceso. Vamos a tener una herramienta muy potente a disposición de los profesionales para que cada día ejerzan más y mejor su profesión.
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A veces estas instituciones parecen un poco ancladas en el pasado…
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En este caso, la Real Academia Nacional de Medicina ha tenido esa capacidad de innovación, esa capacidad de visión del futuro que se echa de menos en otras instituciones, como puede ser la Facultad de Medicina, donde se sigue enseñando la medicina del siglo XX, no la del siglo XXI. Habría que incorporar todo esto a la formación de los médicos, porque hoy en día, para que un médico ejerza bien su función, no necesita acumular conocimientos como se hacía antes. Hoy el conocimiento está a un clic. Obviamente, tenemos conocimientos para interpretar las cosas, pero hoy hay que formar a los futuros profesionales en habilidades para identificar lo que tiene el paciente, sus características principales cuando es un problema muy complejo, poner otras soluciones parciales o totales a esos problemas que tienen los pacientes. Esto es lo que se espera y no se tiene en estos momentos, por desgracia, en las facultades de medicina.
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Se habla únicamente de los beneficios de la IA en muchos campos. ¿No tiene ningún inconveniente que haya que vigilar especialmente?
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Sí. Hay que tomar precauciones, como con cualquier herramienta potente que hay. Un cuchillo sirve para cortar jamón y para hacer cosas no tan saludables como comer jamón. Cualquier herramienta se puede usar para el bien o para el mal y cuanto más potente sea la herramienta, más beneficio puede aportar y más perjuicio también. La inteligencia artificial hay que usarla de manera que no atente contra la dignidad de las personas, que llegue a todo el mundo por igual, que no deje a nadie sin poder participar de ella. Hay que utilizarla de una forma ética, nunca en contra del usuario final, del paciente. Y si se usa mal, causará perjuicios, claro. Pero aquí de lo que se trata es de usarla bien. Lo que subyace a todo esto es que la IA tiene que ser sin sesgos, inclusiva, tiene que ser lo que se espera de cualquier herramienta y cuanto más potente, con más motivo, claro.
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En el campo de la medicina, ¿hay alguna de las tareas que será especialmente beneficiosa? ¿En prevención, en diagnóstico…?
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Va a ser muy beneficiosa en todos los aspectos, pero quizás será más en lo menos llamativo: para reducir la burocracia. Hoy en día un médico pasa casi el 70% de su tiempo mirando el computador en vez de mirando el paciente. Y estos sistemas de inteligencia artificial le van a facilitar hacer informes, interpretar los análisis, etcétera. No va a necesitar tanto tiempo para la parte burocrática de su tarea y podrá dedicarle más a hablar con el paciente e intentar captar las señales directas o indirectas que está transmitiendo del problema que le aqueja. No es muy llamativo, pero quizá es lo que mejor va a hacer y más útil va a ser. Porque a un elevadísimo número de pacientes, el 60 o 70 por ciento, lo que más le importa es que se le escuche, y que se le hable en términos que entienda.
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Será, entonces, retomar la parte buena de la medicina tradicional…
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Exactamente, es una muy potente herramienta para retomar la humanística, la medicina que no está burocratizada. Ahora requiere una excesiva atención burocrática por parte de los profesionales quitándole o restándole tiempo a la atención al paciente, que es lo que de verdad importa.
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Usted es un pionero del trabajo con inteligencia artificial en Galicia. Estará feliz con que se vaya extendiendo.
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La verdad es que ya llevamos unos cuantos años en este tema. Mi tesis doctoral la realicé en el laboratorio de Inteligencia Artificial, en el primero de Europa, que fue financiado por Xerox en la Politécnica de Madrid. La elaboré entre los años 1987 y 1991. Por otra parte, en el 91-92 me vine a A Coruña, a la Facultad de Informática, y ahí puse en marcha la primera asignatura formal de un plan de estudios de Informática, en 4º curso, una asignatura optativa que se llamaba Redes de Neuronas Artificiales. La de la Universidade da Coruña es la primera facultad de España que puso una asignatura de Inteligencia Artificial Conexionista en su plan de estudios. A partir de ahí, con los apuntes del primer año, con dos alumnos, que uno de ellos es catedrático hoy también de Informática, y con un catedrático, que fue mi director de tesis, hicimos el primer libro en castellano: Redes de neuronas artificiales. Estructura dinámica y aplicaciones.
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Es decir, que usted es también de los pioneros en España.
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De los primeros sí. Hubo otra gente que trabajó antes, pero no mucha más. En concreto, en esto de las redes artificiales conexionistas, yo solo recuerdo a dos personas. Una que estaba en la Universidad a distancia, que se llamaba el profesor José Mira, que fue el mentor del grupo que está ahora en Santiago, de Senén Barro y sus compañeros. Y luego el otro grupo fue el de Juan Pazos, mi hermano, en la Politécnica de Madrid, que fue el mentor del grupo que está en A Coruña, los primeros que llegamos a Coruña. Ellos sí que fueron pioneros, pioneros, y nosotros les seguimos la pista.
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