Tal vez sea conveniente, con el fin de abordar el papel de Canarias en la ciencia y viceversa, acudir al pensamiento filosósfico de dos grandes presocráticos, Parménides y Heráclito. El primero defenderá la inmutabilidad de lo real, la fijeza del ser. El segundo, por el contrario, propugnará un mundo cambiante, fluido, en el que el cosmos es un río irrefrenable. Estas dos posturas marcan la historia de la ciencia y la dividen en dos partes bien diferenciadas. Por un lado, las disciplinas clásicas que se encuadrarán en la historia natural (desde Aristóteles hasta finales de la Ilustración) y, por el otro, las ciencias naturales. De hecho, no es ajeno a esto que el término biología sea acuñado en torno a 1800.
La primera parte describe y anota cada una de las especies naturales, tanto animales como vegetales. Así lo harán Aristóteles y muchos otros autores, como John Ray y Carlos Linneo, que clasificarán y ordenarán la naturaleza. Sin embargo, esos autores considerarán que la realidad no cambia, las especies son fijas. Los naturalistas que viajen y describan nuestro Archipiélago mantendrán esta postura. Es decir, las materias que formarán parte de la historia natural, no estarán conectadas entre sí, un animal, una planta, el viento, etc., y tampoco variarán o cambiarán.
Sin embargo, en 1799, cuando Humboldt llega a Tenerife, ya nada será igual. El naturalista prusiano utilizará un método nuevo. Para el mundo, el cosmos, será un todo cambiante, oscilante y en inestable equilibrio, donde todo influye sobre todo. No solo cambian los tiempos, los climas sino todos los seres vivos. Por ello, habrá que estudiar, en mutua conexión, interrelación, la tierra, el mar, el aire y las criaturas que los habitan. Lo explica él mismo: para que esta obra sea digna de la bellísima expresión de Cosmos que significa el orden del Universo y la magnificencia en el orden, es necesario que abrace y describa el Todo; es preciso clasificar y coordinar los fenómenos, penetrar el juego de fuerzas que los producen, y pintar, en fin, con animado lenguaje una viviente imagen de la realidad. En suma, ya no habrá geología, zoología, botánica, sino botánica geográfica, zoología geográfica, meteorología, astronomía, todas ellas ensambladas y bien conjuntadas, porque las unas y las otras se influyen mutuamente. De esa forma, las islas Canarias cobran un papel determinante, ya no serán unos trozos de tierra en el Atlántico medio, sino la primera parte de la «zona tórrida» que recibirá influencias de Europa, África y América. Además del método universalista, empleará Humboldt también el método comparatista: todo se mira y se considera en relación a y en realción con. Por eso, serán, las islas Canarias, el pórtico del Nuevo Mundo. Humboltd escribe: situada a la entrada del trópico, y a pocos días de viaje, de España, la isla de Tenerife parece como si acaparase la mayor parte de las bellezas de que la Naturaleza dotó a los países enclavados en la zona tropical de la tierra. El mundo vegetal ofrece allí las plantas más hermosas y más opulentas, las bananas y las palmas. Cuál no será el esplendor de las islas, que en cuanto al clima, constituyen excelentes estaciones de salud. Ningún otro lugar del globo me ha pa recido más apropiado para desterrar la melancolía y para devolver la paz y el sosiego al espíritu enfermo y entristecido.
Esta idea será recogida por la nueva geología que desarrollará Charles Lyell. Y con este bagaje Charles Darwin llegará el 6 enero de 1832 a la rada de Santa Cruz de Tenerife. Quería aplicar in situ estos planteamientos nuevos, ascendiendo al Teide. Pero no pudo ser. Desde aquel 6 de enero de 1832, ya nada será igual para Canarias. Desde aquel 6 de enero de 1832, las islas afortunadas han sido menos afortunadas.
Charles Lyell visitará el archipiélago en 1854 y ascenderá al Teide. Su pretensión será estudiar la estructura geológica y volcánica de las islas. Pero estalla la bomba, Darwin publica el 24 de noviembre de 1859 El origen de las especies. La primera edición se agota el primer día. Darwin asimila las ideas de Humboldt y de Lyell y plantea la supervivencia del más apto, que será el núcleo de la evolución biológica. El significado de aptitud refiere a la capacidad que posee un organismo para desempeñarse eficaz y eficientemente, es decir competentemente, dentro de su medioambiente o entorno. La idea del medio, de su medio-ambiente es y será clave. Y todo esto, procede, en su matriz, de Humboldt y de Lyell y no solo proviene, sino que se ha gestado, en Canarias.
Por eso, uno de los discípulos de Darwin, Ernst Haeckel, también viajará a las islas Canarias, donde permanecerá durante dos años (1867-1968). Ascenderá al Teide. Escribe: en lo más enhiesto del Pico de Teide no existe apenas dónde permanecer, tan aguzados son los bordes. Ocurre allí lo que en la mayoría de los volcanes: se halla uno en el escarpado reborde de una muralla circular en derredor de un cráter en forma de embudo; las laderas interiores y exteriores son extraordinariamente inclinadas. El punto más elevado de dicho reborde, donde nosotros nos hallábamos, en el cual clavé mi bandera, está en el nordeste. Algo más hacia el norte, pocos pies más abajo, descubrimos un grupo de bloques de lava, medio derruidos, entre los cuales el suelo estaba libre de hielo, y cuando nosotros nos dirigimos a aquel abrigo hubimos de notar, con gran sorpresa, que las cenizas quemaban, teniendo en la superficie una temperatura de 30-35° Réamur. Cuando revolví la capa externa de éstas y hundí mis manos en su espesor, casi me las quemé, tal era la temperatura. ¡Y pensar que a pocos pasos estaba la nieve!
Los principios de la evolución biológica vertebrarán todas las ciencias de la vida. De ahí que Wolfang Kölher, especialista en psicología experimental, establezca en el Puerto de la Cruz la primera estación primatológica del mundo (1913-1918), en la casa amarilla. Por eso, Köhler unió al método experimental el paradigma evolutivo, usando grandes simios. Examinó las capacidades cognitivas de los primates comparándolas con las de los humanos. Los resultados fueron publicados en el libro titulado Experimentos sobre la inteligencia de los chimpancés (1921). Conviene hacer notar dos notables aspectos: de una parte, la búsqueda de un hábitat, de un medio, lo más adecuado posible para los grandes simios (será Tenerife) y, de otra, el método comparado entre las dos especies más próximas.
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Se ha hecho un esbozo del importante papel del Archipiélago canario en la promoción y desarrollo de las ciencias de la vida, hasta tal punto que las ciencias de la vida, tal como las entendemos en la actualidad serían difíciles de explicar sin la existencia de las islas Canarias. Canarias ha sido un objeto científico de primer orden para la evolución de las ciencias de la vida.
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